De nuevo, anuncios de colonias y turrón, coloridos Papa Noeles, inundan nuestras calles y hogares. Películas Navideñas copan la parrilla televisiva.

Nuestra actividad se vuelca en comprar regalos apresuradamente y celebrar toda clase de comidas de empresa, comidas de amigos, comidas de familia, despedidas, o reencuentros que se acumulan en nuestra agenda poniendo en riesgo nuestra salud.

Pero la Navidad es algo más …

Navidad es aprovechar el tiempo para volver a conectar con los que tenemos más cerca, Es tiempo de abrazar, de rozarse, de besar, de  charlar, de escuchar, de amar, en general, indiscriminadamente.

Especialmente con los niños. Es tiempo de oportunidades: de escucharles con los ojos bien abiertos, de hacer el payaso, de jugar a lo que ellos quieran, de revolcarse por el suelo  o subirse a los árboles. Es tiempo de volver a conectar con el niño que fuimos, otra vez. Es tiempo de vivir despacio.

Y sobre todo, es tiempo de replantearse las cosas. Es tiempo de crear una mirada nueva sobre  las personas que dure todo el año.  Dónde en vez de juzgar, apoyemos. Dónde en vez de criticar, tendamos una mano.

Navidad es el mejor momento para cambiar las cosas en nuestro pequeño mundo. Y hacer de la empatía, la solidaridad y la cooperación la regla de nuestra casa, nuestra familia, nuestro trabajo. Incluso, porque no, en nuestra ciudad o en nuestra región. Y de alzarse e impedir los egoísmos, las injusticias, ni los abusos, especialmente contra los más débiles.

Navidad es tiempo de construir un mundo mejor para el año que viene. 

Navidad es algo más que regalar juguetes…